Para muchos analistas, las elecciones presidenciales del 3 de noviembre en los Estados Unidos tendrán una influencia determinante no solo en la política interna de este país, sino en el resto del mundo. Un triunfo de Trump consolidaría su administración ultraconservadora, que ha venido revirtiendo progresos previamente logrados en materia de defensa del medio ambiente y de los derechos civiles de la población. En política exterior significaría continuar con el distanciamiento con muchas de las principales democracias europeas y la pérdida de liderazgo en otras regiones del planeta.
Debido a la importancia de estas elecciones, las principales cadenas de televisión de muchos países transmiten estos debates. El primero se realizó el martes 29 de septiembre, en el Case Western Reserve University de Cleveland, Ohio. El segundo, tiene como protagonistas a los aspirantes a la vicepresidencia, el actual compañero de fórmula Republicano Mike Pence y la Senadora Demócrata Kamala Harris, primera mujer afroamericana en aspirar a este cargo. Este encuentro tendrá lugar el miércoles 7 de octubre en la Universidad de Utah, en Salt Lake City.
El debate posterior entre Biden y Trump se llevará a cabo el jueves 15 de octubre, en el conocido Adrienne Arsht Center for the Performing Arts, de la ciudad de Miami, Florida. El último encuentro entre los candidatos a la presidencia ocurrirá el jueves 22 de octubre, en la Universidad de Belmont en Nashville, Tennesse. Las cadenas de noticias latinoamericanas CNN Español, Univisión y muchas otras estarán transmitiendo estos eventos en directo y con traducción simultánea.
Al iniciar el actual ciclo de debates políticos en las campañas presidenciales de los Estados Unidos, no faltan opiniones que sostienen que estos encuentros tienen poca o ninguna relevancia, tanto en la decisión de los votantes como en el fortalecimiento de los procesos democráticos. Sin embargo, politólogos expertos en Comunicación Política, quienes han estudiado estos eventos por muchas décadas sostienen lo contrario. Uno de los referentes académicos lo ofrecen Trent, Friedenberg y Denton en su texto "Comunicación en Campañas Políticas: Principios y Prácticas". (Título original: "Political Campaign Communication. Principles & Practices"), que ya alcanzó su novena edición (2019) y es un libro de lectura obligatoria en muchos cursos de comunicación política en el mundo.
A continuación: los ocho efectos que tienen los debates políticos en campañas electorales y en el sistema democrático.
1. Debates incrementan el número de personas que le prestan atención a las campañas electorales
Los debates constituyen los eventos políticos que más audiencia congregan durante las campañas en los Estados Unidos. El primero que la televisión cubrió a nivel nacional, en 1960, lo protagonizaron el Senador Demócrata por Massachusetts, John F. Kennedy y el entonces Vicepresidente Republicano Richard Nixon. Este fue visto por más de 100 millones de personas. Aunque en algunas elecciones el interés por sintonizar estas confrontaciones ha decrecido, rara vez han contado con menos de 50 millones de espectadores. El primer debate entre Hillary Clinton y Donald Trump en el 2016 tuvo una audiencia de 84 millones de televidentes. Este número fue aún más grande si se tienen en cuenta las personas que vieron el encuentro por las redes sociales y en lugares públicos como bares y salones comunales.
Llama la atención, que en ocasiones el debate de los candidatos a la vicepresidencia supera la audiencia de sus compañeros que encabezan la fórmula presidencial. Esto sucedió, por ejemplo, durante las elecciones del 2008, cuando el encuentro entre los entonces candidatos a la vicepresidencia, Joe Biden y la gobernadora Republicana de Alaska, Sarah Palin alcanzó 69.9 millones de televidentes, mientras que los aspirantes a la presidencia, el Demócrata Barak Obama y su rival Republicano, John McCain, sólo llegaron a los 52.4 millones de espectadores. Lo anterior se explica ante la expectativa que se tenía sobre el desempeño de la entonces casi desconocida Sarah Palin. Se piensa que este año, la participación de Kamala Harris en el formula Demócrata sea también un fuerte atractivo para que muchas personas decidan sintonizar el debate de candidatos a la vicepresidencia. Sin duda, estos eventos al igual que las convenciones de los partidos constituyen importantes hitos en las campañas de muchos países y sirven como anzuelos para atraer a votantes que hasta el momento no le han prestado mucha atención a la contienda electoral.
2. Debates refuerzan las actitudes y opiniones de los votantes
Muchos estudios indican que los debates sirven para fortalecer las actitudes y opiniones que previamente tienen los seguidores de cada candidato. Adicionalmente, se observa que la mayoría de los adeptos de los partidos tienden a pensar que sus líderes hicieron una mejor presentación que la de sus oponentes. Estas evaluaciones muchas veces son reforzadas por los comentaristas en los medios de comunicación donde los votantes ven el evento. En los Estados Unidos un importante número de seguidores republicanos prefieren sintonizar los debates por la cadena Fox News, mientras que los demócratas optan por las transmisiones de MSNBC y CNN. Adicionalmente, otro factor que refuerza las opiniones de los televidentes son las conversaciones informales sobre el debate con otras personas quienes en su mayoría tienen visiones políticas similares.
3. Debates influyen en que algunos espectadores cambien su intención de voto
Aunque la mayoría de la audiencia no cambia su intención de voto con estos eventos, si hubo campañas en el pasado donde se presentaron importantes modificaciones. Trent, Friedenberg y Denton indican, por ejemplo, que en el 2008, antes de iniciar el ciclo de debates, el entonces Senador Demócrata Barack Obama le llevaba una ventaja del 3.7% en las encuestas a su colega Republicano John McCain. Al concluir el último encuentro, la diferencia creció al 7.4%. Otro caso similar sucedió en el 2000, con los debates entre el Republicano George W. Bush y el entonces Vicepresidente Demócrata Al Gore. Estudiando estos encuentros, la profesora Kathleen Hall Jamieson, experta en Comunicación Política de la Universidad de Pennsylvania, observa que estas transmisiones convencieron indirectamente a un importante grupo de ciudadanos, los cuales, pese a no haberlas visto por televisión, decidieron votar por Bush después de haber sido influenciados por algunos medios escritos que las cubrieron. Tanto la persuasión directa e indirecta que los debates políticos tienen en los votantes es un tópico de investigación en el cual se sigue trabajando.
4. Debates como medio que brinda un "marco de referencia político" a muchos votantes
Desde la visión de "Agenda-setting" (configuración de agenda), Trent, Friedenberg y Denton mencionan varias investigaciones donde se muestra cómo las preguntas realizadas por los moderadores de los debates, construyen el marco de referencia político de muchos votantes. La información que estos encuentros proporcionan es usada para decidir y justificar el voto. Por ejemplo, si durante el debate se pregunta lo que el gobierno puede hacer sobre la prevención de nuevos incendios forestales, este tópico se convierte en un punto de referencia que los votantes van a tener en cuenta para evaluar a los candidatos. Por supuesto, se aclara que el efecto de "media setting" está mediado, tanto por los intereses individuales de las personas (por ejemplo, si residen en una zona boscosa o no), como por la habilidad y preparación de los candidatos para recibir preguntas que no les favorecen y redireccionarlas a áreas donde son más fuertes.
5. Debates aumentan el conocimiento que los votantes tienen de algunos tópicos de gobierno
Varios estudios muestran que los debates aumentan el nivel de conocimiento que su audiencia tiene sobre diferentes tópicos de gobierno. Sin embargo, estas investigaciones también señalan que muchas veces la nueva información aprendida, no está relacionada con los temas que más les preocupan. Se explica que en parte se debe a que los periodistas encargados de elaborar el cuestionario de los debates, se enfocan no en lo que la mayoría de las personas quieren saber sino en formular preguntas que puedan sorprender a los candidatos. Estudios sobre formulación de cuestionarios en los debates presidenciales en USA, también han encontrado que algunos de estos interrogantes están orientados a temas de intereses locales, donde las elecciones son más reñidas. Estos tópicos no necesariamente reflejan las preocupaciones que tiene la opinión pública en general a nivel nacional.
6. Debates modifican la imagen de los candidatos
También se ha encontrado que los debates televisados pueden modificar la imagen que el público tiene de los candidatos, especialmente cuando estos no son tan conocidos. La percepción de la audiencia sobre: las características generales de un aspirante, sus atributos personales y su capacidad para ejercer cargos públicos puede ser modificada de acuerdo con el desempeño que el político tenga en este evento. Sin embargo, en la medida en que el líder desarrolle una trayectoria pública, y los votantes lo conozcan, es más difícil cambiar (para bien o para mal) la imagen que la audiencia se ha hecho del personaje.
Estudios citados por Trent, Friedberg y Denton, nos sugieren que cuando un candidato ya es muy conocido por los votantes, en vez de tratar de modificar la imagen global que ellos tienen del líder, lo que se debe hacer es intentar reforzar sus características positivas. Se dice que la imagen de seguridad y fuerza que George W. Bush proyectó en los debates contra Al Gore en el 2000, fue un factor que se generó en ese momento y que incrementó la intención de voto por él. Algo similar ocurrió en los debates entre Obama y McCain en el 2008, cuando el candidato demócrata logró fortalecer su imagen en el electorado de ser un político competente para ejercer la presidencia. Percepción que hasta ese momento no estaba clara debido a la poca experiencia que Obama había tenido ejerciendo cargos públicos a nivel nacional.
7. Debates congelan actitudes y opiniones que muchas personas tienen sobre los candidatos
Un factor que varios politólogos vienen observando desde 1992 es que una vez se anuncian los debates, las actitudes y opiniones que tienen los votantes sobre cada candidato tienden a congelarse. Es decir, si en el momento de anunciar estos encuentros en los medios de comunicación, el 40% apoya al candidato A, el 30% al candidato B y hay un 30% de indecisos, estas cifras tienden a mantenerse hasta el final de todos los encuentros. Trent, Friedberg y Denton explican que esto se debe a que la mayoría de los seguidores de las campañas prefieren no cambiar su intención de voto durante los debates mientras que los votantes indecisos, generalmente optan por esperar también hasta que estos finalicen para expresar sus preferencias. La implicación de este fenómeno para los consultores políticos es que el candidato que va punteando en las encuestas antes del anuncio de los debates, va a continuar en esta posición hasta que estos terminen. Lo anterior claramente lo favorece mientras que perjudica a sus contendores quienes van a tener solo el tiempo entre el fin de los debates y el día de las elecciones para remontar cualquier desventaja.
8. Debates construyen confianza en la democracia
Desde diferentes visiones teóricas de la democracia se observa que el hecho de que existan los debates incrementa el nivel de confianza que tienen las personas en el sistema político. Se habla que este tipo de eventos aumenta el nivel de información que reciben los votantes, al igual que les proporcionan adicionales elementos para tomar decisiones racionales. Aún más importante, se ha encontrado que los debates tienden a aumentar el nivel de satisfacción que muchos ciudadanos tienen respecto a la democracia como forma de gobierno. Esto concuerda con una disminución en las expresiones muchas veces cínicas y de disgusto sobre las instituciones y los políticos. Se concluye que la existencia de debates entre candidatos, tanto a nivel nacional como regional, es una pieza fundamental en el fortalecimiento de los gobiernos democráticos.
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Este artículo fue escrito por Mauricio Florez Morris, Ph.D. El autor ha sido profesor en las facultades de Ciencia Política y Sociología en University of Maryland, George Washington University, Georgetown University, y North Virginia Community College en los Estados Unidos. En la Universidad del Rosario y la Universidad Javeriana en Colombia, al igual que en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad del Salvador en la Argentina.
Su actual interés académico se centra en temas relacionados con los estudios de opinión pública, campañas electorales, marketing, liderazgo y psicología política. Es miembro de la American Association of Political Consultants (AAPC), la American Political Science Association (APSA) y la American Sociological Association (ASA), al igual que de la Asociación Colombiana de Consultores Políticos (ACOPOL). Ha trabajado en campañas electorales para organizaciones afiliadas al Partido Demócrata en los Estados Unidos.
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