Después de 36 años de haber publicado la primera versión del libro: "¿Cómo conseguir el voto de los colombianos?", los encuestadores Carlos Julio Lemoine Amaya y Pablo David Lemoine Arboleda, de la prestigiosa firma "Centro Nacional de Consultoría", retoman la tarea de producir una nueva versión de este texto, en la que ofrecen diferentes consejos electorales basados en su larga experiencia trabajando para campañas y en los datos empíricos de numerosos sondeos recientes.
El presente artículo se fundamenta en la lectura del texto y en la discusión realizada entre sus autores y los asesores Germán Medina de la campaña de Federico Gutiérrez y Daniel Winograd (ex asesor de Gustavo Petro) durante el lanzamiento del libro que tuvo lugar este 17 de mayo, en el Gimnasio Moderno de Bogotá.
Los tópicos tratados por los investigadores Lemoine en esta publicación son, sin duda, de gran utilidad para cualquier futuro candidato en próximas elecciones en Colombia, al igual que para asesores políticos, académicos y otros individuos con deseos de adquirir un mayor conocimiento en temas electorales actuales.
A continuación, se ofrece una breve reseña de seis de los puntos más relevantes del libro, vistos desde la perspectiva de la consultoría política: (1) Cada vez es más importante la comunicación política digital para ganar elecciones en Colombia, (2) Las campañas no deben ignorar que existe una tendencia al autoritarismo tanto en el electorado de derecha como de izquierda, (3) El votante "inflexible" o "incondicional" es clave para promover una candidatura, (4) Existen en muchos votantes actitudes xenofóbicas contra la inmigración venezolana que no deben ser aprovechadas para ganar ventajas electorales, (5) El prestigio de las fuerzas militares y de la policía es una realidad política y (6) Pese a la mala imagen que la sociedad tiene de los partidos políticos, estos siguen siendo importantes maquinarias electorales.
(1) Cada vez es más importante la comunicación política digital para ganar elecciones en Colombia
Basados en la victoria de Obama en el 2008, muchos consultores electorales desde esa época, le han insistido a sus clientes sobre la relevancia de tener una fuerte presencia digital en sus campañas. No siempre este consejo ha sido escuchado. Sin embargo, debido en parte al confinamiento producto de la pandemia, investigaciones como la presentada en este libro encuentran que hay un incremento de un 50% en el uso de las redes sociales y que esta tecnología se posiciona como el segundo medio más efectivo para adelantar campañas políticas después de la televisión (p. 93). Situación que se repite también en muchos otros países de la región.
El libro de los Lemoine le dedica todo un capítulo al peso que ha adquirido el mundo digital en la política. Por ejemplo, ratifica la idea de que Facebook sigue siendo el mejor medio en las redes para promocionar una candidatura. Ante la pregunta: "¿En cuál de las siguientes redes sociales se informa usted principalmente?", las repuestas señalan que el 70% de los encuestados optan por Facebook, mientras solo el 14% dicen Twitter. El resto son: Instagram con el 7%, WhatsApp con el 5%, tik-tok con el 1% y otros varios que suman entre todos el 3% (p. 89).
Por supuesto, desde la consultoría política se sabe que el hecho de que Facebook sea la red social más utilizada, no le quita importancia a que las campañas tengan presencia en el resto de ellas. Una razón es la necesidad creciente que se tiene por micro-segmentar a sus votantes, como lo indicaron los asesores Medina y Winograd. Ellos observan que con cada elección se hace más imperativo el llegar al elector con una comunicación "ultra" personalizada. Adicionalmente vale recordar que la forma de presentar el mensaje cambia con las características propias de cada red, no es aconsejable publicar el mismo tipo de aviso en todas.
También es recomendable distribuir la publicidad de una campaña en muchas redes sociales debido a los cambios repentinos de políticas que Facebook ha adoptado en otros países. Esta es una lección que muchos consultores aprendieron en las elecciones del 2020 en los Estados Unidos, cuando esta red social sorprendió a más de una campaña al prohibir la publicación de nuevas cuñas partidistas a una semana de las elecciones. Lo anterior generó un caos en muchas campañas que tuvieron que mover, a última hora, sus presupuestos publicitarios reservados para Facebook a otros canales de comunicación.
Aunque por mucho tiempo se pensó que los apoyos digitales o "likes" no servían para predecir diferentes formas de participación política, el libro muestra que cuando una persona se declara a favor de algo en las redes sociales, este apoyo sí se materializa en futuras conductas. Al respecto, los autores observan que el 57% de los encuestados reconocen que gracias a la información que recibieron por internet han modificado su forma de actuar o su conducta en un tema en particular y el 42% indica que esta información digital los incentivó a votar en una elección local (p. 95). El libro ofrece dos cuadros donde se citan otras acciones políticas como firmar peticiones y comunicarse con un representante electo, que también son influenciadas por el uso del internet. Adicionalmente, se muestra como los medios digitales se han convertido en un factor determinante para fomentar posiciones de extremismo político.
(2) Las campañas no deben ignorar que existe una tendencia al autoritarismo tanto en el electorado de derecha como de izquierda
Uno de los hallazgos más interesantes del libro son los altos niveles de autoritarismo que tiene el electorado colombiano en general. De hecho, en forma contundente se declara que: "El autoritarismo es una manera de ser del colombiano" (P.76). Los autores observan que mientras en los Estados Unidos, cuando se eligió a Donald Trump en el 2016, su población alcanzaba un nivel de autoritarismo del 46%; en Colombia, en el año 2021, se llegó al 61%. Para medir este fenómeno, utilizaron ocho rasgos autoritarios que van desde el "rechazo a quienes se comportan de manera diferente" hasta la "sumisión o actitud acrítica ante líderes carismáticos" (P.66). El libro ofrece algunas preguntas para que los lectores puedan autoevaluarse y así saber que tan autoritarios son. (p. 76-77)
No dejan de sorprender los altos niveles de autoritarismo en la sociedad colombiana, que el libro reporta. Por ejemplo, por varias razones, se esperaría que los hombres tuvieran un nivel mucho más alto de autoritarismo que las mujeres; sin embargo, la investigación indica que prácticamente no existe diferencia de género; mientras los hombres presentan una tasa de autoritarismo del 60.8%, las mujeres llegan al 59.3%.
Aunque la investigación confirma la tendencia de que las personas se vuelven más autoritarias en la medida en que tienen mayor edad, sí llama la atención el encontrar que el grupo de jóvenes de 18 a 25 años, ya alcance una tasa de autoritarismo alta, del 46.2% (p.74). Las personas de 56 años o mayores llegan al 72.2% en esta medición. Por último, también es llamativo analizar las enormes diferencias en los niveles de autoritarismo de acuerdo a las regiones del país. En este estudio, Bogotá goza de la tasa más baja mientras que la más alta la tiene la Costa Atlántica. El libro incluye otras variables que amplían la explicación de este interesante fenómeno.
Los autores sostienen que los altos niveles de autoritarismo en la sociedad colombiana son un factor que limita los espacios de diálogo, al igual que dificultan la posibilidad de construir una comunidad más incluyente y empática (p. 76). Adicionalmente se puede pensar que dicha característica social es un indicador que presagia problemas aún mayores como los de la violencia. En otras palabras, altos niveles de autoritarismo en una sociedad equivalen a lo que sucede en medicina con pacientes que sufren de tensión alta, ésta es una condición, muchas veces silenciosa, que de no tratarse puede causar problemas aún mayores. El texto mismo muestra que mejoras en los niveles económicos y de educación pueden ser factores definitivos en la reducción de las tendencias autoritarias en las personas.
(3) El votante "inflexible" o "incondicional" es clave para ganar la elección
Una idea central del libro es que las elecciones se ganan en la medida en que las campañas tienen un mayor número de seguidores "inflexibles" o "incondicionales" quienes por medio del diálogo pueden convencer a otros votantes indecisos. Los autores explican que: ". . . para ganar un debate público, lo que importa no es convencer a la mayoría, sino encontrar la forma de incrementar la proporción de personas inflexibles. En este sentido, los inflexibles son determinantes." (p.104-105). Las bases teóricas de esta afirmación se encuentran en el trabajo que el investigador frances Serge Galam ha desarrollado en textos como "Sociophysics: A Physicist's Modeling of Psycho-Political Phenomena" (2012). El estudioso ganó la atención de muchos consultores políticos del mundo, cuando en el 2016 fue uno de los pocos que predijo el triunfo de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos.
Para explicar en términos concretos la teoría de Galam, los autores utilizan datos de un sondeo realizado en Colombia, en septiembre del 2020, donde se encontró que el 31% de los votantes son de izquierda, el 42% son de centro y el 27% son de derecha. Ingresando estos resultados en un programa de simulación, se estudiaron 500 posibles escenarios y se encontró que, por ejemplo, se requiere que el 85% de los simpatizantes de derecha sean inflexibles, para que las probabilidades de que este sector gane la presidencia sean altas. (p.105)
En consultoría política se sabe que, al aproximarse el día de los comicios, un mayor número de personas deciden a quien van a apoyar y en este proceso se convierten en votantes incondicionales de un candidato. Bajo esta perspectiva, lo que las campañas deben buscar es que todos sus seguidores fieles continúen realizando hasta última hora proselitismo político con votantes indecisos de sus grupos sociales cercanos (familiares, amigos, colegas, etc.). En la medida en que este ejercicio de persuasión se realice por un mayor número de partidarios de un candidato, las probabilidades de ganar la elección aumentan.
Por supuesto, el libro relaciona esta dinámica de persuasión a través del diálogo, con otros temas centrales en las campañas electorales como: la diferenciación (o el contraste entre candidatos en la publicidad) y la "agenda setting" o los escenarios que "fomentan un sueño colectivo" (p. 158).
(4) Existen en muchos votantes actitudes xenofóbicas contra la inmigración venezolana que no deben ser aprovechadas para ganar ventajas electorales
Posiblemente una de las razones por las cuales muchos colombianos deben sentirse orgullosos de los candidatos que lideran las encuestas a la presidencia de la república, es el hecho de que ninguno de ellos esta utilizado los sentimientos anti-inmigrantes que existen en importantes sectores de la sociedad para sacar ventajas electorales, situación que si ocurrió tanto con Donald Trump en los Estados Unidos como con Marine Le Penn en Francia.
Con referencia a la percepción de los colombianos sobre los inmigrantes venezolanos, los autores basándose en una encuesta realizada en septiembre del 2020, indican que el 66% de los ciudadanos consideran que los venezolanos "Aumentaron los niveles de pobreza del país", el 56% piensan que "Le quitan los empleos a los colombianos" y el 43% opinan que "Son una amenaza para la seguridad ciudadana de los colombianos." Por el contrario, solo el 37% creen que "Son un capital humano que hará crecer la economía" y únicamente el 33% están de acuerdo con que "Son una oportunidad para el desarrollo de Colombia."
Al respecto el texto señala que "Frente a esta nueva realidad, conviene que los candidatos no caigan en la tentación fácil de estimular la xenofobia. Podrían hacerlo, pero no es conveniente . . ." (P. 45). A renglón seguido el libro aborda el tema de las emociones de amor y odio en las campañas electorales.
Nota: En la foto de arriba se puede observar a Steve Bannon (asesor del expresidente Donald Trump en el 2016) junto a Marine Le Penn candidata de derecha en las recientes elecciones en Francia.
(5) El prestigio de las fuerzas militares y de la policía es una realidad política
Por la visibilidad que alcanzaron los grandes estallidos sociales en varios países de la región, ocurridos a partir del 2019, y como resultado de escenas que mostraban el uso desmedido de fuerza por parte de la policía y otros organismos estatales, sectores políticos que apoyaban estas protestas adoptaron la bandera electoral de reducir, o inclusive eliminar, algunos de estos aparatos de seguridad. Uno de los casos más conocidos es el movimiento "Defund the Police", (Desfinancie la Policía) que surgió como respuesta a la represión de las protestas por el asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd, el 25 de mayo del 2020 en Minneapolis.
Pasado el tiempo, sin embargo, la iniciativa de "Desfinanciar a la Policía" fue perdiendo adeptos especialmente en votantes de estratos medios y bajos de la sociedad estadounidense. Ellos, ya en su diario vivir, manifestaron sentirse más amenazados por las bandas criminales que operan en sus barrios que por la policía local, la cual, por el contrario, es apreciada por la labor de protección que les brinda. Estas son comunidades que como en muchos otros países de la región, dependen de la seguridad que les brinda el estado y no tienen la posibilidad de pagar por servicios de vigilancia privada.
El anterior cambio en la opinión pública se ve reflejado en muchos sondeos. Por ejemplo, la encuesta realizada por Politico/Morning Consult Poll en febrero del 2022 encontró que el 75% de la población piensa que disminuir el presupuesto de la policía es uno de los factores que aumenta el número de crímenes violentos en los Estados Unidos. Hoy este cambio de actitudes ha hecho replantear el tema en muchas campañas de políticos del Partido Demócrata para las elecciones legislativas de noviembre del 2022. Las mismas consideran que seguir apoyando la iniciativa de "Desfinanciar a la Policía" los aleja de las preocupaciones de muchos de sus votantes y los hace ver como débiles para combatir el crimen.
Similares actitudes positivas de los votantes respecto a los organismos de seguridad se presentan en el libro de los investigadores Lemoine. Por ejemplo, solo el 8% de la población en general considera que el ESMAD (los Escuadrones Móviles Antidisturbios de la Policía Nacional) sean un problema. En otro estudio enfocado en los jóvenes, se encontró que únicamente el 21% piensa que es importante hacerle reformas a la policía (acabar con el ESMAD) (P. 43). Más aun, las dos instituciones a la que más alta confianza le tienen los colombianos son: las Universidades (79%) y las Fuerzas Militares (60%). Por el contrario, las que menor confianza les generan son: el Congreso (16%) y los Partidos Políticos (10%). (p. 63). Basados en estos datos se puede pensar que cualquier discurso electoral dirigido contra la policía y el ejército, puede ser popular dentro de sectores de un partido, pero posiblemente no va a tener la misma acogida en el electorado en general.
(6) Pese a la mala imagen que la sociedad tiene de los partidos políticos, estos siguen siendo importantes maquinarias electorales
Por los datos arriba presentados, en general, el ser asociado con una larga carrera parlamentaria y el pertenecer a un partido político no son las dos características ideales para ganar la confianza de los votantes. Aunque no todas las organizaciones electorales son vistas de la misma forma, los investigadores en el libro reportan que frente a la pregunta: "¿Con cuál partido o movimiento político se siente identificado?", solo el 13% de los encuestados contestaron que con el Partido Liberal, el 7% con la coalición de izquierda, lista decencia - Colombia Humana y el 6% con el Centro Democrático. El resto de los partidos logra aún menor identificación entre los votantes. Estos datos se obtuvieron en sondeo efectuado en diciembre del 2021 (P.59).
Cabe señalar que el 19 de mayo del 2022, a diez días de la primera vuelta electoral para la presidencia de Colombia, las cifras anteriormente citadas han sufrido modificaciones. En sondeo realizado también por el Centro Nacional de Consultoría, y ante la misma pregunta, el 23% de los encuestados dijo sentirse identificado con el Pacto Histórico, el 8.5% con el Partido Liberal, el 6.3% con el Equipo por Colombia y el 3.8% con Centro Democrático. Las demás agrupaciones obtuvieron puntajes más bajos. Aunque las cifras son más altas, en parte debido al efecto que tiene la publicidad electoral a contados días de los comicios, la conclusión sigue siendo que la mayoría de los colombianos no se identifican con las organizaciones electorales.
En la discusión sobre el libro durante su lanzamiento, los consultores Winograd y Medina también indicaron que, pese al desprestigio de los partidos políticos en Colombia, estas organizaciones siguen teniendo un papel primordial en las elecciones locales y parlamentarias, lo cual se debe en parte a su capacidad para canalizar diversos tipos de recursos a favor de sus candidatos. Winograd en particular presentó ejemplos de pasadas candidaturas donde la principal razón para la derrota fue el no haber invertido el dinero suficiente para alcanzar la victoria. Por supuesto en consultoría política se sabe que tener fondos económicos para que una campaña funcione adecuadamente es una condición necesaria pero no suficiente para ganar. No siempre el que tiene una mejor financiación es el que triunfa electoralmente.
Una interesante observación sobre este tema que los autores del libro nos ofrecen es que los partidos políticos en Colombia están más preocupados por tener una bancada parlamentaria fuerte y por ganar poder local, que por su desempeño en las elecciones presidenciales. (P.158)
Conclusión
A lo largo del texto se enfatiza la importancia que tiene la investigación como instrumento para utilizar de la mejor forma posible todos los recursos con que cuenta una candidatura. Sus autores manifiestan explícitamente que: "Por el tamaño de la tarea, una campaña requiere el uso de los métodos científicos, de la misma manera como, para construir un gran edificio, se necesitan planos, mediciones y la tecnología que no solo lo haga posible, sino que aumente su eficiencia y su eficacia. Es evidente que no se puede improvisar y que tal empresa no puede llevarse a cabo sin el auxilio de la investigación." (p. 114) Frente a esto uno de los retos que usualmente tienen los consultores políticos, es el de explicarle a sus clientes las múltiples ventajas que se logran cuando la campaña utiliza información electoral recolectada de forma profesional y enfocada a las necesidades propias de cada líder. Llevar a cabo una estrategia de campaña sin la investigación adecuada, equivale en términos aeronáuticos a desarrollar un plan de vuelo en la noche, sin utilizar radar.
Fuera de los seis temas tratados en este artículo, el libro ofrece muchos otros tópicos claves para entender el momento electoral que vive Colombia. Por ejemplo, en la última parte se ofrece una breve biografía de todos los candidatos a la presidencia en el 2022, tanto los que optaron por movimientos independientes, como los que disputaron la nominación de la Coalición Centro Esperanza, del Pacto Histórico y de la Coalición Equipo por Colombia. Después de cada semblanza, los autores identifican los retos y presentan las consideraciones que cada líder debe tener en cuenta para hacer la mejor campaña posible.
En países donde la consultoría política ha alcanzado un mayor desarrollo profesional, estos avances se ven reflejados en publicaciones como el presente libro. En estos textos se fundamentan opiniones con datos empíricos, al igual que se narran experiencias vividas y lecciones aprendidas en el oficio. Confiamos que "¿Cómo Conseguir el Voto de los Colombianos?" se siga publicando, en versiones actualizadas, previas a cada elección y que este ejemplo sea copiado por otros profesionales, quienes, desde sus diferentes áreas de trabajo electoral, pueden también aportar muchas de las enseñanzas que este oficio les va dejando.
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Este artículo fue escrito por Mauricio Florez Morris, Ph.D. El autor ha sido profesor en las facultades de Ciencia Política y Sociología en University of Maryland, George Washington University, Georgetown University, y North Virginia Community College en los Estados Unidos. También ha dictado clases en la Universidad del Rosario y la Universidad Javeriana en Colombia, al igual que en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad del Salvador en la Argentina.
Su actual interés académico se centra en temas relacionados con los estudios de opinión pública, campañas electorales, marketing, liderazgo y psicología política. Es miembro de la American Association of Political Consultants (AAPC), la American Political Science Association (APSA) y es Community Member de Campaigns & Elections, USA. Ha trabajado en campañas electorales para organizaciones afiliadas al Partido Demócrata en los Estados Unidos.
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